La viñeta retrata el acoso que sufre una joven por parte de unos “piropeadores profesionales” que se instalan en la quinta avenida para lanzarles piropos a todas las mujeres que pasan por la zona. El texto que acompaña es fuertemente crítico con esa costumbre , denuncia el acoso verbal y comenta que las mujeres se sienten muy molestas con el lenguaje soez. Se apunta que alguna asociación cívica debería tomar cartas en el asunto para acabar con este problema.